miércoles, 7 de mayo de 2008

El acantilado Kuiper

Si viajamos hasta el límite lejano del sistema solar, hacia las heladas vastedades más allá de Plutón, veremos algo extraño. De pronto, luego de superar el cinturón de Kuiper, una región repleta de rocas heladas, no encontraremos nada. Los astrónomos llaman a esta frontera “el acantilado Kuiper”, porque la densidad de las rocas espaciales cae muy verticalmente. ¿Cuál es la causa? La única respuesta parecería ser un décimo planeta. No estamos hablando sobre Quaoar o Sedna. Este sería un objeto masivo, tan grande como la Tierra o como Marte, que habría barrido totalmente los escombros del área. La evidencia de la existencia del Planeta X es convincente, dice Alan Stern, un astrónomo del Instituto de Investigación del Sudoeste en Boulder, Colorado. Pero aunque los cálculos muestran que un cuerpo así podría explicar el acantilado Kuiper (Icarus, vol 160, p 32), nadie ha visto jamás a este fabuloso décimo planeta. Hay una buena razón para ello. El cinturón de Kuiper está demasiado lejos como para que tengamos una buena vista. Necesitamos ir allí y dar un vistazo antes de que podamos decir algo sobre la región. Y eso no será posible por otra década, al menos. La sonda Nuevos Horizontes fue lanzada a fines de enero de 2006, de modo que si buscamos una explicación sobre el vasto golfo vacío más allá del acantilado Kuiper, deberemos esperar un poco.
El metano de las Viking

Julio 20, 1976. Gilbert Levin está sentado en el borde de su silla. A millones de kilómetros de distancia, en Marte, los vehículos exploradores Viking han recogido un poco del suelo marciano y lo han mezclado con nutrientes etiquetados con carbono-14. Todos los científicos de la misión están de acuerdo en que si los instrumentos de Levin a bordo de los vehículos detectan emisiones de carbono-14 conteniendo metano del suelo, entonces en Marte debe existir vida. Los informes de Viking dan un resultado positivo. Algo está ingestando los nutrientes, los está metabolizando, y luego está eructando gas marcado con carbono-14. Entonces, ¿por qué no hay festejos? Porque otro instrumento, diseñado para identificar moléculas orgánicas consideradas como signos esenciales de vida, no ha encontrado nada. Casi todos los científicos de la misión se inclinaron por la cautela y declararon que el descubrimiento de las Viking era un falso positivo. ¿Pero lo era en realidad? Los argumentos continúan enfrentándose, pero los resultados de los últimos vehículos de exploración de la NASA muestran que la superficie de Marte fue casi seguramente húmeda en el pasado, y por lo tanto hospitalaria para la vida. Y hay mucha más evidencia del mismo lugar de donde llegó ésta, dice Levin. “Cada misión a Marte ha generado evidencia que apoya mi conclusión. Ninguna la ha contradicho”. Levin mantiene su opinión, y ya no está más solo. Joe Miller, un biólogo celular de la Universidad de California del Sur en Los Ángeles, ha re-analizado los datos y cree que las emisiones muestran evidencia de un ciclo circadiano. Eso es algo muy sugerente de vida. Levin está solicitando a ESA y a la NASA que envíen una versión modificada de su misión para buscar moléculas “quirales”. Estas ocurren en versiones diestras o zurdas, y son las imágenes espejo unas con respecto a las otras. Mientras que los procesos biológicos tienden a producir moléculas que favorecen una quiralidad sobre la otra, los procesos no-vivos crean versiones diestras y zurdas en números iguales. Si una futura misión a Marte descubriera que el “metabolismo” marciano prefiere también una forma quiral de molécula a otra, sería el mejor indicio hasta la fecha de vida sobre el planeta rojo.